El verano es una época de excesos, en que muchas personas dejan de tener una alimentación saludable que han seguido durante todo el año, y se permiten comidas muy calóricas con mucha frecuencia.
Además las vacaciones y la pérdida de nuestros hábitos rutinarios, sumados a otros factores como el buen tiempo, anima a las personas a tener una mayor vida social.
Esta mayor actividad social provoca que las personas queden con mayor frecuencia con su círculo de amistad, y propicia que haya más situaciones donde se come fuera de casa (bares, restaurantes, barbacoas, etc) donde ingerimos alimentos calóricos y aumenta el consumo de bebidas alcohólicas.
Estos eventos no ayudan a aquellas personas que no están del todo convencidas o educadas en mantener una alimentación saludable.
Lo cierto es que también podemos cuidarnos durante el periodo estival y hacer elecciones saludables, pero si eres de esas personas que han terminado el verano con unos kilos de más, con el comienzo del otoño y la rutina puede ser un buen momento para marcar nuevos objetivos y tomarse más seriamente el llevar una alimentación saludable además de realizar ejercicio físico.
Entre otros factores que ayudan a que sea una buena época para empezar con este propósito, se debe a que volvemos a tener una rutina de horarios y comidas, el “cargo de conciencia” del verano, la motivación de comenzar algo nuevo, entre otros muchos más que dependen cada persona, y que facilitarán tener un estilo de vida más saludable.
Para guiarte y que sepas como afrontar este objetivo, te dejamos algunos consejos muy útiles para diseñar una alimentación saludable.
PLANIFICA TUS MENÚS SEMANALES
Una buena planificación de tu alimentación, te ayudará con tu objetivo. Para ello elige un día de la semana donde tengas tiempo libre, para planificar tu menú semanal.
Te llevará poco tiempo, y además podrás aprovechar alimentos que te sobraron la semana anterior, para tener que comprar únicamente lo que no tengas en casa.
Para elaborar tu menú semanal, si no vives solo, ten en cuenta los gustos de toda la familia, e intenta cuadrar un menú que te lleve el menor tiempo posible en la cocina.
Esto evitará que tengas que realizar nuevas comidas todos los días. Seguro que puedes hacer variantes de una misma comida para días distintos que guste a toda la familia.
A la hora de elegir los platos, recuerda utilizar el método del plato saludable, en otras entradas en el blog hemos hablado de él, y es la mejor opción para conseguir este propósito.
Y algo también muy importante evitaremos tirar comida a la basura.
ESCOGE MATERIAS PRIMAS, NO ALIMENTOS PROCESADOS
Un principio básico para una alimentación saludable, es preferible es elegir materias primas en lugar de productos procesados. Es decir, será mucho mejor comprar tomates enteros que tomate frito, o filetes de pechuga de pavo que fiambre de pavo.
En los supermercados tradicionales podremos encontrar con mayor facilidad estos alimentos.
Este pequeño cambio, puede hacer grandes avances en tu meta de conseguir una alimentación saludable, porque evitarás azúcares y edulcorantes añadidos, harinas refinadas y grasas de mala calidad.
Si nos ceñimos expresamente a la lista de la compra, evitaremos tentaciones de echar al carro de la compra alimentos que no son sanos o no necesitamos. Siempre que vayas a realizar la compra, lo ideal es no ir con el estómago vacío, ya que hambre puede guiar nuestras decisiones hacia productos innecesarios y muy calóricos.
MÉTETE EN LA COCINA
Si queremos comer de manera saludable, inevitablemente tendremos que pasar por los fogones, y cocinar nuestros platos de forma casera.
Para ello no tienes que tener ninguna estrella Michelín, ni ser un cheff de prestigio, simplemente prepara tú mismo tus guisos, tus ensaladas, tus salteados…
Aquí vemos nuevamente la importancia de una buena planificación, para poder disponer de todos los ingredientes para realizar estas comidas.
Además existen libros, aplicaciones para móviles e infinidad de páginas web que pueden darte grandes ideas para cocinar.
Preparar una ensalada de garbanzos, es igual de cómodo y fácil que meter tu lasaña precocinada en el microondas, solamente necesitas un bote de garbanzos cocidos, una bolsa de ensalada y una ensaladera, así de rápido y fácil.
Otro truco, es aprovechar aquellos días que tengas más tiempo libre, para cocinar para toda la semana y congelar, así solamente tendrás que “perder” unas horas y durante la semana será más fácil: descongelar, calentar y ¡a comer!.
HIDRÁTATE SÍ, PERO CON AGUA
Debemos hidratarnos a lo largo de todo el día. Se tiene que beber agua siempre y cuando nuestro organismo nos indique que tenemos sed, por ello nos regiremos por esta sensación de sed, no beberemos agua por obligación.
En cambio, las bebidas carbonatadas y refrescos azucarados, se debe restringir su consumo, ya que lo único que nos aportan son azúcares y/o edulcorantes innecesarios en nuestra dieta.
Las bebidas alcohólicas fermentadas y destiladas, son prescindibles en nuestra dieta también. Podemos optar por la cerveza sin alcohol, la cual es preferible a los demás tipos, pero ¡ojo! muchas contienen azúcares añadidos, y NUNCA sustituyen al agua.
El alcohol se relaciona con diversas enfermedades, por lo que su consumo NUNCA será aconsejable, tampoco de manera moderada.
En conclusión nuestra bebida estrella será el AGUA, ya que es necesaria para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.
UN PROFESIONAL NOS PODRÁ DISEÑAR UNA ALIMENTACIÓN SALUDABLE
Muchas veces pensamos que hacemos correctamente las cosas en nutrición, y además leemos infinidad de artículos en Internet de alimentos que supuestamente tienen “superpoderes beneficiosos”, otros sobre alimentos que provocan «enfermedades» o que son nocivos para nuestra salud de uno u otro modo.
No todo lo que está escrito en las redes es verídico, por eso es fundamental informarnos en sitios web serios sobre nutrición y dietética.
La mejor manera de realizar las cosas, es ponerte en manos de un profesional Dietista-Nutricionista, ya que es la persona más capacitada para orientarte, ayudarte y apoyarte en este proceso.
Siempre exige su número de colegiación, para evitar a los intrusos o falsos nutricionistas, que como en otras muchas profesiones, hacen mucho daño.