Por todos es conocido el aspecto educativo, lúdico y formativo que tiene el agua; pues bien, a estos aspectos hay que unir la importancia de su valor terapéutico.
La introducción precoz del medio acuático (desde los 4 meses), favorece el desarrollo global del niño, estableciendo una conexión y la percepción del propio cuerpo. Esto facilita el reconocimiento del esquema corporal, y aumenta las posibilidades de repuesta motriz y sensorial.
¿Por qué es importante la terapia acuática?
El ejercicio en agua o terapia acuática, ha sido utilizado para mejorar los programas de terapia física tradicional desde los principios de los años 1900. El agua tiene propiedades que reducen la tensión y carga de trabajo en las articulaciones y músculos.
La flotabilidad reduce los efectos de la gravedad sobre el cuerpo, eliminando hasta el 90 por ciento del peso corporal. La viscosidad del agua crea resistencia al movimiento, y puede aumentar los beneficios de la fuerza comparado con las actividades en tierra. La presión hidrostática ha mostrado disminuir la inflamación en las articulaciones de las extremidades. La mayoría de las piscinas para terapias físicas acuáticas tienen calefacción y tienen el beneficio agregado de la relajación de los músculos y la disminución de la espasticidad.
¿Qué beneficios tiene el trabajo en el medio acuático?
Existen muchas razones para estimular a los niños en el medio acuático, sobre todo si presentan algún problema en cualquier aspecto del desarrollo. Las ventajas de las que nos podremos beneficiar trabajando con los niños en el agua son:
- A nivel psicomotor, se consigue mantener y maximizar la función motora, mejorar la deambulación, potenciar la marcha autónoma, la disociación de la musculatura escapular y pélvica, mejorar la movilidad articular, potenciar las reacciones de equilibrio y protección ante la caída, disminuir la espasticidad y rigidez, estirar las posibles retracciones músculo-tendinosas, reducción del dolor y relajación del tono muscular global.
- La propiocepción es el sentido que informa al organismo de la posición de los músculos; es la capacidad de sentir la posición relativa de partes corporales contiguas.
Otras funciones en las que actúa con más autonomía son el control del equilibrio, la coordinación de ambos lados del cuerpo, el mantenimiento del nivel de alerta del sistema nervioso y la influencia en el desarrollo emocional y del comportamiento. El trabajo en el medio acuático mejora la percepción de sí mismo y al facilitar el reconocimiento de su esquema corporal, le permite tener mayor confianza y aumentar las posibilidades de respuesta motriz y sensorial, y expresión corporal.
- El medio acuático le provee un ambiente diferente donde puede experimentar reacciones, sensaciones y emociones nuevas, mejorando también el aspecto emocional y socio-afectivo del niño.
- El aspecto lúdico de trabajar en el agua es totalmente motivante y estimulante, por lo que el niño experimenta un bienestar psicológico que contribuye a lograr más y mejores resultados.
- Ciertos ejercicios pueden realizarse en el agua debido al bajo impacto que ofrece el medio acuático, y que debido al tipo de lesión o afección, es imposible realizar en soportes tradicionales.
- Ofrece la ventaja adicional del menor temor a caerse y golpearse que experimentan en suelo firme. Éste es el obstáculo más grande al momento de empezar a caminar o de independizarse en los movimientos, pero en el medio acuático, el miedo desaparece notablemente y la ejercitación puede realizarse con iguales resultados.
- Favorece la autoestima, la socialización y la relación del niño con otros y el medio.
- Aumenta la fuerza muscular, la resistencia y la flexibilidad.
- Mejora la función pulmonar y previene patologías respiratorias.
- Mejora la circulación sanguínea, sobretodo si se trabaja con baños de contraste.
- Mejora la coordinación y el equilibrio. Todo esto permite un mayor aprendizaje motor y control de movimiento en las actividades funcionales.
- La intervención dentro del agua mejora la integración de estímulos sensoriales, favoreciendo notablemente el comportamiento del niño en los distintos contextos donde se desenvuelve. A nivel emocional, el trabajo en el agua puede calmar los estados de ansiedad y el estrés, aportándole al niño seguridad y tranquilidad. Así mismo, al disminuir los estados de alerta y tensión, favorece los ciclos de sueño.
- Otros beneficios como la regulación de la conducta, se pueden alcanzar mediante actividades dentro del agua, siendo este medio un potente reforzador conductual para el niño.
Otro beneficio de esta terapia, es que es una herramienta útil para trabajar la atención sostenida en una actividad, el seguimiento de órdenes y para mejorar la respuesta a la comunicación social.
¿Cómo se trabaja con el niño en el agua?
El objetivo de la terapia acuática es favorecer el desarrollo físico y psíquico del niño, mediante un trabajo de percepción de su propio cuerpo y de sus posibilidades en el medio acuático.
Para empezar, se realiza una valoración en la consulta y se establecen con los padres y el propio niño los objetivos a conseguir y el plazo de tiempo propuesto para ello. El programa de intervención se personaliza dependiendo de la edad, preferencias, patología y características de cada niño.
El contacto con el agua tiene que ser lento, progresivo y al mismo tiempo agradable y divertido. Las actividades realizadas dependerán de las necesidades del niño. Para ello se utilizan diversos materiales como flotadores, tablas de corcho, pelotas, aros, “churros”, entre otros.
¿Con qué niños se puede hacer terapia acuática?
Partiendo de la base de que el desarrollo embrionario se da en un medio acuoso, el bebé, desde su nacimiento, encuentra agradables las actividades en el agua. Por este motivo, es interesante dejar que el niño se mueva en este medio desde los primeros meses de vida, exista o no patología.
Dentro de las múltiples indicaciones de la terapia acuática, se incluyen todas las patologías que afecten al aparato locomotor en las que deseamos reducir el dolor, el espasmo muscular, el edema y aumentar el arco de movilidad, la fuerza muscular y el equilibrio.
Las patologías más frecuentes tratadas en piscina con los niños son la escoliosis, hipercifosis-hiperlordosis, hemiplejias, distrofias musculares, parálisis cerebral, autismo, trastorno generalizado del desarrollo y, en general, todas las que cursen con déficit de control psicomotor.
Conclusión
Actualmente, son pocas las piscinas que se dedican a este trabajo, y no se cuenta con la cantidad suficiente de especialistas preparados para realizar esta labor, que si bien es un trabajo enérgico y delicado, sin dudad alguna, brinda satisfacciones increíbles y produce avances sorprendentes en la mejoría de la salud y el bienestar general del niño.
Afortunadamente, poco a poco se van abriendo las puertas a la terapia acuática como herramienta complementaria a la intervención multidisciplinar, tanto para los niños, que pueden beneficiarse de ella, como para los padres, que buscan el apoyo necesario que por sí solos no pueden brindarle a sus hijos.
Espero haber despejado vuestras dudas sobre los maravillosos beneficios que tiene trabajar en el agua desde edades muy tempranas.
Y recordad, después de todo, el agua es vida.